sábado, 1 de septiembre de 2012

Medias Naranjas VS Naranjas Enteras


El origen de la expresión “media naranja” data de la mitología griega, donde el poeta de comedias Aristófanes en la obra de Platón llamada "El Banquete, cuenta que, en un principio, la raza humana era esférica como naranjas, tenían dos caras opuestas sobre una misma cabeza, cuatro brazos y cuatro piernas que utilizaban para desplazarse rodando.
Pero un día, su vanidad les llevó a enfrentarse a los dioses creyéndose semejantes a ellos, por lo que Zeus los castigó partiéndolos por la mitad con su rayo. A partir de ese momento, los seres andaban tristes buscando siempre a su otra mitad, condenados a buscar entre sus semejantes a su media naranja con la que unirse en abrazos que los hagan más "completos".
Partiendo de esta historia se sentaron algunas de nuestras insanas creencias a cerca del amor. Nos convencimos y aprendimos a sentirnos personas a medias, que necesitan de un otro para dejar de ser una mitad.
¿Pero acaso será cierto esto? ¿Somos solo la fracción de algo, que no será feliz hasta encontrar la parte que hace falta?
Vale la felicidad (no la pena) cuestionarse y pensar si verdaderamente no somos más que medias naranjas, que vagamos por el mundo en busca de nuestra “alma gemela”.
Vale la felicidad, revelarse contra los conceptos afectivos trastornados, socialmente aceptados y aprehender a construir una nueva realidad, en la que nos visualicemos ya como Seres Completos, naranjas enteras capaces de auto-generar nuestro bienestar, sin que este dependa de la presencia de un otro.
En consonancia con ésta premisa, se encuentran los siguientes párrafos de Mario Alonso Madrigal, de su escrito Extrañando a Dina:
“Debo valorar mi propia compañía antes de recibir la de otros, para así no perderme por encontrar a alguien.
Caminaré conmigo a través de mi soledad que en realidad es compañía, y cuando me encuentre acompañado recordaré que siempre estoy solo.
No volveré a confundir compañía con cercanía y mucho menos con felicidad, porque cometería el gran error de ver la soledad como sinónima de tristeza.
Dejaré de considerar la compañía y la soledad como un objetivo o algo a evitar, sino como momentos que la vida me ofrece; con la misma disposición que acepte uno, aceptaré el otro. De esa manera, nadie me engañará brindándome falsa compañía.”
Es entonces, que cuando aprendamos a vernos como personas completas, dejaremos de vincularnos desde el vacío y la necesidad, entenderemos que las relaciones de pareja, no son la fuente para encontrar el amor, sino que son un medio para expresar el afecto que ya existe en nosotros.
El responsabilizarnos de nuestra propia vida y felicidad, nos permitirá asumir la búsqueda de esa media naranja como un viaje interno, una exploración continua que nos llevará al autoconocimiento y al descubrirnos como seres independientes y sanos.
Así pues, el vernos como naranjas enteras será un paso más hacia la Autodependencia, y aunque, parafraseando a Jorge Bucay, si bien es cierto que en los diferentes capítulos de nuestra existencia no somos los únicos actores, si somos los protagonistas y los directores de la trama, somos aquellos de quien depende en última instancia todos nuestros resultados.
La alegría no depende de la compañía, sino de mí mismo y mi capacidad para estar bien en cualquier momento, viviendo de la manera más satisfactoria posible.

Psic. Carolina Fandiño G.
¡Rompiendo Cadenas, Extendiendo Alas!
¡Breaking Chains, Extending Wings!