“Tú has crecido con la idea de que está mal amarse a sí
mismo. Piensa en los demás, nos dice la sociedad. Ama a tu prójimo, nos predica
la Iglesia. Lo que nadie parece recordar es lo de ámate a ti mismo, y sin
embargo es eso precisamente lo que vas a tener que aprender para lograr tu
felicidad en el momento-presente”. (Wayne Dyer). “El amor a los demás está relacionado
directamente con el amor que te tienes a
ti mismo”, pero a veces llegamos a suponer que la entrega y rendición
total es el mejor camino para demostrar nuestros sentimientos por el otro.
Quizás en un principio se nos enseño que el hacernos
invisibles o simplemente sumarnos a los deseos de aquellas personas que
resultan importantes para nosotros, les demostrará lo profundo y honesto de un
sentimiento, pretendiendo de esta manera asegurar su permanencia en nuestra
vida, utilizándole como una especie de pegamento emocional que le deja atado a mí. Esta quimera que ha
sobrevivido demasiado tiempo en la memoria colectiva, se ha convertido en una lección muy bien
aprendida y perpetuada, obteniendo como
único resultado el deterioro permanente de cualquier tipo de relación afectiva,
llevándonos así al fracaso de las mismas.
Encontramos que en la teoría
del aprendizaje existen diferentes formas de adquirir una enseñanza , estableciendo como proceso fundamental para ello
la imitación,
entendida esta como la repetición de
un proceso observado por el niño, que le llevará a reproducir las normas
básicas para desarrollarse en la sociedad a la cual pertenece. Pero ¿qué ocurre
cuando estos modelos a imitar resultan nocivos?, ¿Qué sucede cuando estas
formas de comportamiento viciadas dañan su autoestima y confianza? Los más pequeños suelen imitar las acciones y
comportamientos de los adultos ya que nos hemos asegurado que entiendan “lo correcto es lo dicho por estos” (o al menos eso le hacemos
creer).
Es así como en muchas ocasiones
y sin proponérselo se envían mensajes indicándoles un modelo del todo herrado, en el cual su valor
como persona será dado por otros, pues lo que corresponde es complacer a otros (padres, hermanos mayores, tíos,
abuelos…. y finalmente pareja), Siendo este el principio de una desacertada
vida amorosa, donde muchas veces sacrificamos
el deseo propio para complacer a los
demás.
En gran
medida este adoctrinamiento comienza en casa, cuando el tutor quizás de
manera ingenua, pretende modificar la conducta inadecuada del niño empleando
chantajes emocionales con frases desfavorecedoras tales como “si te sigues
portando mal, no te voy a querer”, “a los niños malos nadie los quiere”. Este tipo
de mensajes resultan devastadores, abrumándoles a tal punto que se instala en su aparato mental la nociva percepción de amor = complacencia, resultando
de toda esta experiencia un aprendizaje significativo, es decir se convierte en
un acto permanente en el cual tenderá a calificarse de acuerdo a la aceptación
o rechazo de los demás, siendo estas ideas
normativizadas en su adultez .
Sin embargo dentro de la
teoría del aprendizaje también encontramos la Asimilación, la cual considera la posibilidad
de un proceso posterior de "olvido", que consiste en la reducción gradual de los
significados anteriores. Es decir el “Olvidar” representa la pérdida
progresiva de las ideas asimiladas anteriormente (Ausubel). Esto para
adquirir un nuevo aprendizaje que remplace al inicialmente impuesto.
Entonces y de acuerdo a esto descubrimos que “Si bien es cierto que tus primeras ideas
respecto a ti mismo las aprendiste de la opinión de los adultos, no es cierto
que tengas que cargar con ellas para siempre. Sí, es difícil desligarse de las
viejas cadenas y limpiar las heridas abiertas, pero es aún más difícil
aferrarse a ellas si uno considera las consecuencias que esto implica. Con un
poco de práctica y entrenamiento mental, podrás hacer unas elecciones de amor a
ti mismo que te sorprenderán”(*)
La idea es construir imágenes mucho más positivas de uno
mismo, donde se reconozcan no solo las limitaciones propias del ser humano, si
no también el repertorio de fortalezas que se pueden llegar a desarrollar. “El amor
a uno mismo quiere decir que te amas a ti mismo; no exiges el amor de los
demás. No hay ninguna necesidad de convencer a los demás. Es suficiente contar
con la propia aceptación interna. No tiene nada que ver con los puntos de vista
de los demás”. (*)
La meta es enamorarte de la persona más
hermosa, más valiosa, más estimulante y atractiva que haya existido jamás: tú
Psic. DENNY ORTIZ N.
(*)Wayne Dyer. Tus zonas erróneas, 2003
Excelente!!
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